sábado, 5 de septiembre de 2009

Oración de Un Misionero


Señor, toma mi vida nuevaAntes de que la espera,Desgaste años en mí.Estoy dispuesto(a) a lo que quierasNo importa lo que sea,Tú llámame a servir.Llévame donde los hombresNecesiten de tus palabras,Necesiten mis ganas de VIVIR.Donde falte la ESPERANZA,Donde falte la ALEGRIA.Simplemente por no saber de TI.Y así, en marcha iré cantandoPor valles predicando,Lo bueno que es tu amor.Señor tengo alma misioneraCondúceme a la tierra,Que tenga sed de ti.

Ten Fe




Por qué temo de todo, si Dios está conmigo?¿Donde está la confianza que me inspira la fe?¿Tiene más importancia mi mortal enemigoque El que todo lo puede y El que todo lo ve?Alma mía, ya no sufras infundados temores,bien es cierto que tienes a tu lado enemigosy es bien cierto, que todos tienen planes traidores,más también ve que tienes verdaderos amigos.No los busques tan solo por el mundo que habitas,puede ser que en el mundo no hallarás alguno¡Oye bien la Plegaria que en la noche recitasy verás que en el Cielo, tienes todos en Uno!¿No es acaso tu amigo quién te dió inteligenciaporque puso a tu alcance tanto el bien como el mal?¿No es acaso tu amigo quién te dió de su escenciapara hacerte con ella, para siempre inmortal?Alma mía, no te ofusques porque sientas temores,nunca pierdas por ellos tu preciada razón;es a veces forzoso que sintamos dolores,¡Por que nunca olvidemos nuestra humana armazón!Hoy que estás abatida, ten confianza en el Cieloy prosigue en la lucha con titánico pie,ya verás como triunfas a pesar del desvelo,¡Porque Dios es tu Amigo y ha premiado tu Fe!

jueves, 3 de septiembre de 2009

El poder de la resurrección


Mas él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos curados. Isaías 53:5

Orley Ford fue un misionero que trabajó durante muchos años en El Salvador. Como fruto de su ministerio, se organizaron decenas de iglesias, se construyeron muchos templos, se establecieron varias escuelas, y muchos jóvenes fueron enviados a la Universidad de Centroamérica para prepararse para el servicio de Dios.Durante un viaje que hizo a su país natal, Estados Unidos, un examen médico rutinario descubrió que padecía un cáncer terminal. El médico le dio la aterradora noticia de que solamente le quedaban nueve meses de vida. Orley Ford regresó a su casa, listo y decidido a enfrentarse con la muerte. Las promesas divinas llegaron a ser sus armas de combate. Cada mañana continuaba la cuenta atrás hacia la muerte con un culto matutino y entonaba su himno favorito: “Paso a paso Dios me guía”. La letra dice: «De mi afán fatigador, el descanso ha prometido, en su reino mi Señor, Paz divina y consuelo al confiar en él tendré, pues si algo sucediera Cristo lo sabrá muy bien».Veinticuatro horas antes de morir dirigió sus últimas palabras a cinco mil hermanos reunidos en el día de la hermandad: «Yo sé que mi redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo, y después de deshecha esta mí piel, aun en mi carne he de ver a Dios» (Job 19: 25, 26}; y agregó: «Nos veremos en el cielo. Por favor, no me vayan a fallar».La confianza de aquel siervo de Dios descansaba en la declaración bíblica de que la muerte es un enemigo vencido, de quien podemos burlarnos diciendo: «¿Dónde, está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?» (í Cor. 15: 55).Jesús hizo un milagro. Cambió la ley de la muerte. Nunca más experimentará su creación el temor, la angustia y el dolor asociados con la muerte sin fin. Su sacrificio estableció una elección antes imposible para todo ser humano: la vida o la muerte.¿Por qué algunos eligen la muerte eterna? No hay respuesta, pero sí se suscita otra pregunta: ¿Cómo es posible que esa sea su elección a pesar de conocer el evento de la resurrección?Cada vez que consideres la historia de la crucifixión y de la resurrección, dale gracias a Dios, porque allí se destruyo el dominio de la muerte, y ahora somos libres. La muerte ya no es el final de todas las cosas. Ora por aquellos que rechazan esta gran salvación.
Que Dios te bendiga,

SALVAME

“Sálvame hoy, oh Dios mío, porque estoy a punto de ahogarme; me estoy hundiendo en un pantano profundo y no tengo donde apoyar los pies. He llegado a lo más hondo del agua y me arrastra la corriente. Ya estoy ronco de tanto gritar; la garganta me duele; mis ojos están cansados de tanto esperar a mi Dios. Dios mío tu sabes cuán necio he sido; no puedo esconderte mis pecados. Señor, Dios Todopoderoso, que no pasen vergüenza hoy por mi culpa los que confían en ti. Señor que no se decepcionen por mi causa hoy, lo que con ansia te buscan. Por ti he soportado ofensas; mi cara se ha cubierto de vergüenza; soy como un extraño y desconocido para mis propios hermanos.
Padre, no dejes que me hunda hoy e el lodo, Ponme a salvo de los que me odian y de las aguas profunda. No dejes que me arrastre la corriente. No dejes que el profundo remolino me trague y se cierre tras de mi. Señor, respóndeme. Tú eres bueno y todo amor. Por tu inmensa ternura fíjate en mí. No rechaces hoy a este siervo tuyo.

Respóndeme pronto que estoy en peligro. Acércate a mi y sálvame. Líbrame de mis enemigos. Tú conoces las ofensas, la vergüenza y la deshonra que he sufrido, tú sabes quienes son mis enemigos.. Las ofensas me han roto el corazón, estoy sin ánimo y sin fuerzas. Inútilmente he buscado quien me consuele y compadezca.
Alabaré con cantos el nombre del Señor. LO alabaré con gratitud. Al ver esto se alegrarán los afligidos y se animará el corazón de los que buscan a Dios, pues el Señor escucha a los pobres y no desprecia a los suyos que están presos. Alaben al Señor el cielo , la tierra y el mar y todos los seres que en ellos viven. Pues Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judo. Los hijos de sus siervos heredarán la ciudad, allí vivirán y tomarán posesión de ella; los que aman su nombre la habitarán.
Salmo 69.